El universo que ha creado Wes Anderson gira en torno a las relaciones familiares muy peculiares. Padre, madre e hijos, son fuente de inspiración pues a lo largo de su filmografía encontramos una constante, relaciones caóticas o anormales con roles invertidos. Adultos inmaduros y niños que suelen tener alta capacidad crítica, con un sentido de independencia implacable, niños huérfanos, padres irresponsables, amor entre hermanos y demás anomalías han sido parte de fundamental en la trama de sus películas.

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La creación de personajes icónicos es algo esencial en el estilo de Anderson, sin importar qué tan relevante sea dentro del filme, los detalles de cada uno son sumamente importantes dentro de la trama, desde indumentarias ortodoxas o exageradas, objetos emblemáticos y  hasta construcciones psicológicas-emocionales de gran impacto. Podemos encontrar sujetos melancólicos o depresivos que tienen desplantes de humor o personajes muy reflexivos y serios que muestran afecto, no crea personajes estables, a cada uno de ellos se le asignan rasgos que lo destacan del resto.

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​Wes Anderson destaca por un estricto cuidado escenográfico en todos sus filmes, todo lo que sale a cuadro tiene una razón específica por la cual está ahí, cada uno de los colores que componen la limitada paleta que el director selecciona tienen un significado especial. Anderson ha creado un sello particular que es fácilmente identificable al ver sus planos simétricos o tomas cenitales.